Día 1 con una cachorra Cane Corso

Nina, cachorra de Cane Corso, llegó alrededor de las 11:30 AM con su papá humano, viniendo directamente desde la casa de sus padres. Por primera vez en su vida, fue separada de todo lo que conocía: su mamá, sus hermanos y hermanas, y el único lugar que había conocido. La subieron a un coche, la trajeron directamente con nosotros, sin tener ni la opción de poder decidir.

Todo lo que veía era completamente desconocido, y estaba aterrada. Imagínate por un momento cómo te sentirías en su situación, sin poder entender ni que te explicaran qué estaba pasando. O, si tienes hijos, piensa en lo que tu hijo sentiría en una situación así, con solo pocos meses de vida.

Antes de su llegada

Sabíamos todas las emociones que iba a experimentar y nos esforzamos en recibirla en el ambiente más cómodo posible:

  • Intercambio de cobijitas: Unos diez días antes de su llegada, le dimos a Nina una de las cobijas de nuestros perros y recibimos una de las suyas. Esta fue nuestra manera de involucrar a Django y Leroy en los planes familiares, mientras ayudábamos a Nina a familiarizarse con los dos perros que eventualmente conocería. También le permitió tener olores familiares cuando llegara a su nuevo hogar.
  • Construcción de una rampa: Construimos una rampa para que pudiera subir a la cama sin arriesgar impactos frecuentes en sus articulaciones.
  • Tapetes de gimnasio de goma: Compramos tapetes de gimnasio de goma para evitar que se resbalara en las baldosas y para asegurarnos de que el piso no estuviera demasiado frío para ella.
  • Cartón en el piso: Colocamos cartón en otras partes del piso para facilitar la limpieza de cualquier accidente.
  • Eliminación de peligros potenciales: Quitamos todos los peligros potenciales de los cuartos a los que ella podría acceder, ya que los cachorros tienden a morder o comer cosas que podrían dañarlos o matarlos.
  • Señales de calma: Por último, estábamos listos para usar todo nuestro conocimiento sobre las señales de calma de los perros para mostrarle que la entendíamos.

La llegada

Cuando Nina llegó, estaba completamente petrificada, lo cual es una de las posibles reacciones cuando los perros (y no solo los perros) enfrentan situaciones aterradoras. No la cargamos—solo su (ex) humano lo hizo—y la dejamos entrar a nuestra casa.

Se recostó muy cerca de la puerta de entrada sobre la loseta fría, estaba demasiado asustada como para dar un paso hacia adelante. La dejamos allí sin acercarnos durante al menos dos horas. Después de eso, comenzamos a lanzar pequeños pedazos de hígado deshidratado alrededor de la alfombra, con la esperanza no solo de que se moviera de las losetas, sino también de poder poner algo más cálido en ese lugar.

Estaba dudosa, pero no pudo resistirse a la tentación de esos deliciosos trozos de hígado, y logramos prepararle una cama más cómoda en el lugar que había elegido.

Una hora después, comenzamos a usar señales de calma, acercándonos lentamente según su propio ritmo. En poco tiempo, comenzó a mover la cola hacia nosotros e incluso se acercó mientras seguíamos todo el ritual de acercamiento.

Leroy y Django

Es importante observar cómo manejaron la situación nuestros otros dos perros. El primer día, Leroy casi no le prestó atención a Nina (es anciano y sordo), y cuando la notó, no tuvo problema con ella.

Por otro lado, Django se dio cuenta de su presencia de inmediato. La ignoró casi todo el tiempo y la dejó en paz, pero estaba claro que no estaba particularmente feliz. Manejó su llegada de la misma manera que manejó la cobijita que intercambiamos hace diez días—no muy contento, pero todavía bien portado. Es un buen perro y no le hacía nada malo.

Paseos

Decidimos no intentar sacarla a pasear ese día, ya que sentimos que el gran cambio en su vida era suficiente para ella.

Conclusión

Al final del día, decidimos no invitarla a la cama, principalmente para no molestar demasiado a Django. Pero en cuanto nos metimos a la cama, ella subió y durmió cerca de nosotros toda la noche. Debemos admitir que nos impresionó lo rápido que nos hicimos amigos de ella y lo fácil que se adaptó a la nueva situación. No lloró por su mamá durante la noche, y a la mañana siguiente, nos despertó con besitos.

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